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viernes, 21 de junio de 2013

LA NOCHE MÁS MISTERIOSA DEL VERANO

Las raíces de la celebración de la Noche de San Juan se pierden en el tiempo. Nuestros antepasados creían que el Sol estaba enamorado de la Tierra y se resistía a abandonarla. Y por ello comenzó a festejarse en la última noche de primavera, alrededor del 24 de junio, que es la más corta del año. A esto se unía la superstición de que ese día era el ideal para ahuyentar a los malos espíritus y atraer a los buenos, así como para librar encantamientos de amor y fertilidad.




Con la llegada del cristianismo, la Noche de San Juan se mantuvo, pero perdió su carácter mágico y adoptó un nuevo significado. Según los textos sagrados, Zacarías mandó encender una hoguera para anunciar a sus parientes el nacimiento de su hijo, Juan Bautista, que coincidía con la noche de solsticio de verano.
Para conmemorar esa fecha, los cristianos del medievo encendían grandes hogueras y celebraban diversos ritos a su alrededor. En ellos siempre estaba presente la señal de la Cruz.



La observación del Sol y el culto al fuego son tan antiguos como la humanidad. Los hombres de la prehistoria pronto comenzaron a darse cuenta de que, a partir de un determinado momento, el Sol perdía su fuerza y los días se hacían cada vez más cortos. Desconcertados, llegaron a temer que el astro rey no volvería a salir jamás, y la noche y el frío se cernieran sobre ellos para siempre. Fue por este motivo por el que se comenzaron a realizar los primeros rituales de adoración al Sol, las primeras «fiestas de San Juan», bajo los nombres más variados y las lecturas más variopintas.

Cristianos, «kouros» griegos, guerreros aztecas, romanos, incas, bereberes… la lista de pueblos que comenzaron a celebrar el solsticio de verano es infinita. Pero, ¿cuál fue el primer pueblo? Aunque se tiende a decir que los primeros rituales aparecen alrededor del 5.000 a. C. y su origen se encuentra en los celtas, lo cierto es que esto no se puede afirmar con total certeza, como en tantas otras cuestiones de Antropología e Historia.
De los celtas a los guerreros aztecas

En la cultura celta, los druidas celebraban el «Alban Heruin» en el solsticio de verano, un ritual en el que se encendían grandes hogueras buscando la bendición para sus tierras y los frutos que debían dar, así como los buenos augurios para los enamorados y la fertilidad de las mujeres. Durante esta ceremonia sagrada, que ha dejado tras de sí una gran tradición musical e infinitas leyendas populares, los druidas invocaban a los elementos de la naturaleza, representados en animales como la salamandra o personajes mitológicos como el gnomo.

Los bereberes del norte de Marruecos y Argelia celebran desde hace siglos el «Ansara»

Por su parte, la mitología griega entendía la fiesta del solsticio como una puerta de entrada del Sol a la dimensión del espíritu de los hombres. Según los antiguos griegos, el astro iba reduciéndose de tamaño, luciendo primero en el exterior, para, una vez llegada a la otra dimensión, iluminar el interior y ayudar a los hombres a asimilar las experiencias vividas. A esta puerta imaginaria la conocían como la «Puerta de los hombres», mientras que al solsticio de invierno los llamaban la «Puerta de los dioses».
Esta ceremonia apareció en México, donde los guerreros aztecas realizaban no pocos rituales al culto solar y construían los monumentos más importantes teniendo en cuenta este importante día. La pirámide del Sol de Teotihuacán, por ejemplo, se erigió entre los años 50 y 200 d. C. orientada de tal manera que el Sol se pone exactamente frente a ella en el solsticio de verano. Fue en construcciones como esta donde realizaban sus rituales al culto solar para que el fuego ayudara a la tierra y a los hombres a obtener buenas cosechas.
El solsticio de verano para los Bereberes

El 24 de junio, los bereberes del norte de Marruecos y Argelia celebran también desde hace siglos el «Ansara». Igual que ocurre en España, encienden hogueras en las plazas de los pueblos y todos aquellos lugares que necesitan ser purificados, desde hace siglos. Durante la fiesta, arrojan al fuego todo tipo de hierbas medicinales y ahumaban sus herramientas de trabajo y objetos personales, al considerar que el humo de las hogueras protegía sus tierras cultivadas de las plagas. Además, saltaban siete veces por encima de las brasas y purifican con ramas encendidas el interior de las casas y a los enfermos. Una tradición que procede de la cultura preislámica.

Zacarías encendió una hoguera después de que naciera su hijo Juan BautistaPara la tradición hindú, por ejemplo, el solsticio de verano representaba la vía de los ancestros, el «pitri-yana», que conducía al interior de las personas, tal y como le ocurría a los griegos con la «Puerto de los hombres». Sus ceremonias eran oficiadas por chamanes que durante el ritual del fuego aseguraban que podían leer el futuro en las llamas. Tal era su importancia que las cenizas de las hogueras del solsticio se guardaban todo el año.

Por su parte, la tradición cristiana celebra la famosa «noche de San Juan» el 24 de junio, en homenaje al nacimiento de Juan Bautista. En sus orígenes fue una adaptación del culto pagano a las enseñanzas de la Biblia, basadas en la gran hoguera que Zacarías encendió después de que naciera su hijo Juan y saltara por encima de las llamas recitando cánticos de alabanza a Dios para anunciar la buena nueva. Una escena que ocurrió, según las Sagradas Escrituras, después de que Zacarías recibiera en sueños el mensaje del Arcángel Gabrielanunciándole su próxima paternidad y éste, por su falta de fe, no le creyera.

Las interpretaciones son infinitas y la fiesta ha tomado numerosos nombres en otras muchas culturas de la antigüedad. Así que, no importa si no es usted cristiano, tiene donde elegir. Pero no se olvide «quemar lo malo» y comenzar el lunes con lo bueno. Por si acaso.

Durante la celebración de la noche de San Juan todas las culturas y pueblos celebran el solsticio que da comienzo al verano, una noche mágica llena de tradición y viejas leyendas.

Si hay una noche mágica y llena de viejas leyendas y misterios en el año, esa es la Noche de San Juan. Una noche de encantamientos, amor, milagros y deseos que lleva celebrándose desde la época del antiguo Egipto y del lejano Oriente y sobre todo en el antiguo mundo celta por parte de los druidas.

Un evento en el que todos los pueblos y culturas celebran el solsticio que da comienzo al verano reuniendo a millones de personas en torno a una hoguera con un fuego purificador que arde durante toda la noche.



Recreación de la celebración de la Noche de San Juan por Druidas celtas

Con la llegada del solsticio de verano -en el hemisferio norte- los días se alargan y se antojan más calurosos, ya que el sol se posiciona en el punto más alto del firmamento, ofreciendo sus preciados rayos, creadores de vida.
No es de extrañar que se conmemore este fenómeno astrológico con festejos de profundas raíces mitológicas. Es en la Festividad de San Juan, también conocida como la Noche de San Juan, donde a lo largo del mundo se encienden hogueras utilizando el fuego como elemento purificador.


Celebración de la Noche de San Juan en Valencia, España

Aunque la noche más corta del año es el 21 de Junio, las hogueras de San Juan arden durante la noche del 23 al 24. Siendo una festividad pagana -con arraigada tradición histórica-, debe su nombre al cristianismo. Hoy en día, quienes la celebran lo hacen con intencionalidad opuesta a su sentido original, homenajear al sol.

Pero no sólo en la cultura europea se contempla el festejo del solsticio, también en otras civilizaciones, como la Inca, se adoraba la salida del astro rey y los beneficios que regalaba éste durante los meses de verano.

EL FUEGO, ELEMENTO BÁSICO Y PURIFICADOR

El verdadero sentimiento ante una hoguera es la de liberarse de todo aquello que atormenta el día a día. Si los primeros labradores (Alicante) se esmeraban en trabajar arduamente durante la jornada más larga del año, durante la noche más corta destruían todo aquello que se relacionara con Satanás.


Al propio hecho de encender las hogueras, se han ido creando una serie de ritos que muchos se afanan en respetar, como saltar nueve veces por encima de éstas (Galicia). Según la tradición, el Mundo del Alén (Más Allá) abre sus puertas y se deben espantar a todo lo que intente escapar de él; de ahí la expresión “San Xoán meigas e bruxas fuxirán” (En San Juan las meigas y brujas huirán).

Asimismo, son diversos los puntos de Europa que conmemoran este acontecimiento como por ejemplo Dinamarca, Noruega, Suecia, Reino Unido (con su tradicional “Midsummer”) o Finlandia aunque son Portugal y España quienes la tienen más enraizada (los Ninots valencianos).

Sin embargo, también en Latinoamérica se celebra con cierto entusiasmo, sobre todo en Brasil, Chile, Venezuela, Bolivia o Perú.